En el siglo XVII, la
poesía lírica alcanza gran calidad y es muy variada en temas, tonos (reflexivos
o burlescos), y formas o estilos (culto o popular). Los poetas que mejor
muestran esa variación son Francisco de Quevedo y Luís de Góngora.
En este siglo continúan
siendo motivos de inspiración los temas del Renacimiento, pero en el Barroco se
convierten en juegos retóricos y conceptuales. Los temas son muy variados:
*
El amor: sigue tratándose dentro de la
línea del petrarquismo, pero ahora se añade la sensualidad, el recargamiento en
la pasión, el tono de desesperación.
*
La naturaleza: pierde la visión platónica
y se convierte en un fondo decorativo que sirve para dar plenitud a la retórica
poética y a la expresión colorista.
*
La mitología: no es solo temático, sino
que también se utiliza como recurso poético de carácter estético y simbólico.
*
El desengaño: va a ser el tema más
significativo. Se presenta desde diversas perspectivas: sátiras contra el lujo,
la ambición y el poder; alabanzas de la pobreza y de las ruinas; y advertencias
sobre la caducidad de la belleza y lo breve que son las glorias terrenales.
*
La fugacidad del tiempo y las reflexiones sobre la muerte aparecen
unidas frecuentemente al tema del juego entre apariencia y realidad.
*
Existe una
corriente de temática cómica y burlesca, basada en la sátira
mordaz y jocosa de fuerte sentido crítico a la vez que humorístico.
Los autores barrocos tratan de ser originales y de buscar la admiración y la sorpresa del lector. Utilizan el ingenio tanto en las rimas como en los temas y, sobre todo, en el muy abundante empleo de figuras retóricas y recursos de toda clase.
En cuanto a la métrica junto
a las formas tradicionales, como las seguidillas, los villancicos, los cantares,
alcanzan gran perfección el soneto y el romance, también aparecen la décima
(abab;ac;cdcd) y la silva, que es una combinación libre de heptasílabos y
endecasílabos consonánticos.
2.1. Máximos representantes:
2.1.1. Luís de Góngora y Argote
Nació en Córdoba, el 1561, y murió el 1627. Fue un poeta y
dramaturgo español del Siglo de Oro,
máximo exponente de la corriente literaria conocida, más tarde y con
simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o
gongorismo, cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los siglos
posteriores en Europa y América. Como si se tratara de un clásico latino, sus
obras fueron objeto de exégesis ya en su misma época.
Era hijo del juez de bienes confiscados por el Santo Oficio
de Córdoba don Francisco de Argote y de la dama de la nobleza Leonor de
Góngora. Estudió en la Universidad de Salamanca, es allí donde le
llamó la atención como poeta. Fue canónigo beneficiado de la catedral cordobesa, donde fue amonestado
ante el obispo Pacheco por acudir pocas veces al coro y por charlar con él,
también por acudir a diversiones profanas y componer versos satíricos.
En 1603 permanecía en la corte, que había sido trasladada a Valladolid, buscando alguna mejore de su situación económica. En esa época compuso numerosos sonetos, romances y letrillas, satíricas y líricas, y algunos músicos lo buscaron para musicar estos poemas.
Tenía una buena amistad con Pedro Espinosa y se enfrentó con su gran rival, Francisco de Quevedo, a quién acusó de imitar su poesía satírica bajjo pseudónimo.
Instalado definitivamente en la corte a partir de 1617, fue nombrado capellán de Felipe III,lo cual, no tranquilizó sus dificultades económicas, que lo acosarían hasta la muerte.
En 1603 permanecía en la corte, que había sido trasladada a Valladolid, buscando alguna mejore de su situación económica. En esa época compuso numerosos sonetos, romances y letrillas, satíricas y líricas, y algunos músicos lo buscaron para musicar estos poemas.
Tenía una buena amistad con Pedro Espinosa y se enfrentó con su gran rival, Francisco de Quevedo, a quién acusó de imitar su poesía satírica bajjo pseudónimo.
Instalado definitivamente en la corte a partir de 1617, fue nombrado capellán de Felipe III,lo cual, no tranquilizó sus dificultades económicas, que lo acosarían hasta la muerte.
2.1.1.1. Obra y estilo
Góngora fue un poeta
respetado, temido, famoso en su tiempo y seguro de sí mismo que inventó un
lenguaje poético, el culterano.
Su poesía no pretende representar
la realidad, sino transformarla,
mediante las metáforas, en un mundo nuevo de belleza. En general, la es
esteticista porque es muy sensorial, y logra la admiración del lector porque va
dirigida a la inteligencia, pero pocas veces conmueve, ya que no expresa sus
sentimientos. En su obra se distingue una poesía culta y otra cercana a la
lírica tradicional, a menudo en tono burlesco.
Poesía culta
Góngora escribe una poesía muy culta en sus
sonetos, pero esto se intensifica a partir de 1609. Entonces escribe sus
grandes poemas cultos como: la Fábula de
Polifemo y Galatea y las Soledades,
que despiertan reacciones opuestas entre
el público y otros poetas; o una enorme admiración o un absoluto rechazo.
El culteranismo, se
caracteriza por:
-
La intensificación
de los cultismos léxicos y sintácticos: hipérbaton, frase larga,
oraciones subordinadas complicadas.
-
La
acumulación de metáforas embellecedoras.
-
La abundancia
de alusiones mitológicas y de juegos
conceptistas.
La Fábula de Polifemo y Galatea es un extenso poema en octavas reales sobre un
tema mitológico. Narra la furia del monstruoso Polifemo, enamorado de la bella
ninfa Galatea, cuando descubre los amores de la ninfa con el joven Acis.
Góngora parte de un tema
clásico; sin embargo la novedad del poema es que crea una lengua poética que exige
un esfuerzo interpretativo y unos
conocimientos mitológicos previos para descifrar la perífrasis o ciertas
metáforas.
Por ejemplo en este
fragmento en el que Góngora describe el color de piel de Galatea:
Purpúreas rosas sobre Galatea
la Alba entre lilios cándidos deshoja:
duda el Amor cuál más su color sea,
o púrpura nevada, o nieve roja.
la Alba entre lilios cándidos deshoja:
duda el Amor cuál más su color sea,
o púrpura nevada, o nieve roja.

![]() Polifemo y Galatea, fresco de Aníbal Carracci (Palacio Farnesio, Roma,1597-1605). |
Sorprende el contraste entre el tema (lo natural, sencilla y humilde) y las brillantez y la riqueza del lenguaje.Las Soledades es un extenso poema en cuatro partes, solo compuso la primera y parte de la segunda .En este poema el argumento no es más que un motivo de excusa para elevar un canto a la naturaleza, a la vida sencilla y a los objetos humildes y cotidianos.
El inicio de las
Soledades muestra el estilo culterano al acumular en pocos versos un
violento hipérbaton, una clara aliteración
y un ritmo muy variado:
Pasos de un peregrino son, errante,
Cuantos me dictó versos dulce Musa
En soledad confusa,
Perdidos unos, otros inspirados…
Cuantos me dictó versos dulce Musa
En soledad confusa,
Perdidos unos, otros inspirados…
![]() |
Página inicial de Las soledades (l. I, pág. 193)
en el Manuscrito
Chacón.
|
Los romances y letrillas en su época no se publicaron, sino que se
transmitían cantados pero más tarde, fueron recogidos en los Romanceros. Los
romances gongorinos tratan sobre todos los temas: pastoriles, liricos, moriscos,
mitológicos, donde a veces mezcla, un tema clásico mitológico con un tono
burlesco.
En los romances y letrillas suele predominar
el conceptismo, conciso e ingenioso, como en el epigrama escrito contra Lope de
Vega:
Dicen que ha hecho Lopico
contra mi versos adversos,
más si yo vuelvo mi pico
con el pico de mis versos
a ese Lopico lo pico.
contra mi versos adversos,
más si yo vuelvo mi pico
con el pico de mis versos
a ese Lopico lo pico.
2.1.2. Francisco de Quevedo y Villegas
Francisco de Quevedo nació en Madrid el año 1580 y murió en
Villanueva de los Infantes el año 1645. Los padres de Francisco de Quevedo
desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que
Quevedo desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente
político y cortesano. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas y
posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid.
En 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de
teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Quevedo dedicó sus
traducciones de Anacreonte.
En 1613 Quevedo acompañó al duque a
Sicilia como secretario de Estado, participo como agente secreto en peligrosas
intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas. En 1616 cuando regreso a
España y recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago.
Fue acusado de haber participado en la
conjuración de Venecia, fue condenado a la pena de destierro en su posesión de
Torre de Juan Abad (Ciudad Real)
![]() |
Retrato de
Fco. De Quevedo,
atribuido a Van der Hamen o a Velázquez |
2.1.2.1. Obra y estilo
La obra de Quevedo es muy variada en todos los aspectos.
Además de su obra en verso, tradujo a algunos poetas clásicos, y escribió en
prosa obras burlescas, políticas, morales, sátiras alegóricas y la novela
picaresca la vida del buscón llamado don Pablos.
En la obra poética de Quevedo se distingue dos estilos:
-
La poesía
grave, reflexiva: el poeta expresa sus sentimientos o ideas en un tono
desgarrado. Incluye los poemas metafísicos, morales, religiosos y amorosos.
Reflexiones sobre el sentido de la vida, la muerte, el paso del tiempo…
Los poemas morales plantean temas
como el poder o la fortuna y en ellos predomina el tono pesimista. En los
amorosos, combina los tópicos petrarquistas con un apasionamiento y una
violencia afectiva muy personales.
-
La poesía
como juego de ingenio: este estilo es el de los poemas satíricos, en los
que predomina el gusto del poeta por la experimentación lingüística. Esta
poesía muestra una visión crítica de la sociedad desde una perspectiva
burlesca, hiperbólica y disparatada. Los temas son muy variados.
La poesía de Quevedo tiende al conceptismo, ya que pretende
sorprender mediante la asociación nueva de conceptos.
Rasgos típicos de la poesía de Quevedo:
-
Metáforas
originalísimas: embellecedoras o deformadoras, que personifican objetos y
cosifican seres humanos.
-
Creación
de nuevas palabras: derivadas o compuestas.
-
Uso
especial de las categorías gramaticales.
-
Juego de
palabras conceptistas. Muchas veces basados en la hipérbole o exageración,
en antítesis, paradojas y polisemias.
2.2. Rivalidad entre Góngora y Quevedo
La rivalidad entre estos autores va más allá de los celos profesionales, de que uno le copiara versos al otro y de que Quevedo comprara la casa de Góngora, al perderla en deudas de un juego.
La enemistad de Góngora y Quevedo representa la rivalidad entre culteranos y conceptistas, los dos principales estilos literarios del Siglo de Oro español.
Góngora es la imagen del Culteranismo, caracterizado por sutilezas latinistas, hipérbaton exagerados y metáforas desbordadas de significado, es decir, una poesía elitista y refinada. En cambio, Quevedo es el máximo representante del Conceptismo, basado en la asociación ingeniosa de ideas, en la concisión de la expresión y en la intensidad semántica de las palabras.





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